Jean de Prat hijo de Pierre de Prat y de Martha de Villeneuve. Nació en 1772 en Araux, Pirineos Atlánticos- Francia, Heredero de Conde de Pradère y Barón de Rieux. Jean fue nieto séptimo de Antoine de Prat primo hermano de Antoine Duprat primer presidente del parlamento de Paris (nombrado el 8 de febrero de 1508) y que en 1515 fue nombrado Canciller de Francia. Este compra las tierras de Nantouillet y posteriormente es nombrado Señor de Nantouillet. Tendría dos hijos, Guillaume que fue Obispo de Clermont e introdujo a los jesuitas en Francia y Jean Antoine que recibió del rey el título de Marqués de Prat de Nantouillet.

Jean formaba parte de una familia noble integrada en una sociedad esencialmente aristocrática en la que el privilegio del nacimiento y la propiedad constituían su pilar básico y su fundamento. Estos privilegios se transmitían de padres a hijos. En 1789 estalla en Francia la revolución, durante la revuelta de la burguesía francesa hubo gran confusión, la nobleza perdió todos sus privilegios, sus posesiones fueron saqueadas y sus miembros asesinados. Muchos de ellos lograron cruzar las fronteras y pasar a otros países, atrás lo dejaban todo, sus pertenencias, las raíces de su vida y familia. 
 
Jean, ante el cariz que tomaban los acontecimientos, optó por la opción más recomendable que era salir del país cuanto antes, así que en 1791 logró emigrar a España, no sin antes haber visto, probablemente, morir a muchos compatriotas e incluso a familiares para, despojado de todos sus bienes, iniciar una nueva vida en el exilio. Contaba Jean en aquel entonces con 19 años y con la vitalidad que le brindaba su juventud, atravesó el país de norte a sur para asentarse en Málaga que a finales del siglo XVIII era una ciudad en plena transformación social, económica y urbana. Juan era un muchacho con preparación, mucho entusiasmo, emprendedor y bastante avispado.

Enseguida aprende el idioma y se relaciona con las gentes de la ciudad y también con otros compatriotas suyos que ya estaban establecidos en el lugar. Al cabo de poco más de un año después de su llegada descubre el gran potencial de los vinos de la región y constituye una empresa a medias con un amigo suyo francés, Arnaldo Lacordela, para explotar este lucrativo negocio. La empresa orientará sus actividades hacia el alto comercio del vino de Málaga y se ubicará en pleno centro de la ciudad, en el barrio del Perchel.

Sus actividades comerciales le proporcionarán suculentos beneficios y una acomodada posición social lo que le permitirá codearse con las personas más influyentes de la ciudad. Una de estas personas fue Manuel Zea Bermúdez, Caballero de la Orden de Carlos III y persona muy importante en la ciudad dedicada también a los negocios del alto Comercio malagueño. Por aquel entonces, lo que quizás no sabían es que el destino había decido que Jean y Manuel compartieran algo más que negocios, porque a consecuencia de sus actividades comerciales, Juan conoce a María Manuela, hija de Manuel, y enseguida se enamora de esa joven andaluza de ojos negros y mirada profunda. Manuel ve con buenos ojos esta relación y así, el 1 de diciembre de 1799 Jean y Mª Manuela unirán sus vidas en matrimonio en la parroquia del Sagrario de Málaga. Con este matrimonio se unirán dos nobles estirpes, de la familia de Jean ya hemos hablado, su nobleza se remonta a 1500 en Francia, y la de la familia Zea Bermúdez, andaluza de raíces gallegas, se remonta a 1390 con Joan Bermúdez, Caballero de la Banda e hijodalgo. Tanto el padre, como los hermanos de María Manuela eran Caballeros e hijosdalgo y con sus matrimonios emparentaron con las familias nobles y principescas de Europa.
 
Los principales documentos que avalan esta nobleza son:
 
Una prueba de nobleza para Pedro Bermúdez de Almodóvar del Campo
Una carta de la Reina Juana a Orduño Bermúdez concediéndole una ampliación de armas Valladolid, 1/8/1515;
Un pleito de legitimación con carta ejecutoria (Granada 1526,1532, escribano Cristóbal de Vallejo) una prueba de nobleza para Francisco Zea Bermúdez, Colegial Mayor de Osuna Catedrático de Leyes…etc. y para su hermano Cristóbal (Madrid 11/11/1617)
Prueba para Cristóbal de Zea Bermúdez (Archidona 3/6/1701); prueba para D. Diego de Zea Bermúdez 8/1/1714.

Este matrimonio no tardaría en dar sus frutos puesto que en 1801, nacería Juan, el primogénito. Al poco de este feliz acontecimiento, en 1804, Juan viajó con un grupo de amigos a Francia y permaneció por periodo de un año en su tierra. Puedo imaginar que el viaje tenía unos motivos claramente políticos, quizás de acercamiento al nuevo orden, pues ese año era proclamado Emperador de Francia, Napoleón I.

Años después nacería su segundo hijo, Pedro, en octubre de 1806. Los primeros años de esta familia fueron felices, el negocio iba viento en popa, se iban de vacaciones a pasar unos días a una finca que María Blasa Lacosta, la abuela de María Manuela tenía en las cercanías de Marbella. Allí viajaban con sus hijos, con Pedro el mayordomo y con las doncellas María y Pepa. Fernando el pequeño nacería en agosto de 1909.

Pero nada dura por siempre, llegaron los tiempos difíciles, no solo para la familia sino para el país entero. España estaba siendo invadida por los franceses de la mano de Napoleón. Recordemos que Juan huyó de Francia dejando atrás un paisaje de muerte y dolor. Estas revueltas, gritos, incendios, muertes que volvió a vivir Juan en la ciudad de Málaga, recordándole lo que había vivido en su país hacia 20 años y junto con el temor a que su familia sufriera la devastación de la guerra, llevó a Juan a tal estado de ansiedad que los médicos le recomendaron reposo absoluto en un paraje distinto a su morada habitual. Por esa razón la familia entera se fue a pasar una temporada a una finca que poseían en Los Álamos- Málaga. Al regreso, Juan ingresó en una clínica de reposo para su total restablecimiento y en 1810 María Manuela, una mujer fuerte y adelantada a su tiempo, se tuvo que hacer cargo del negocio familiar además de la casa, los hijos y el cuidado de su marido. No obstante, no estaba sola, contaba con el apoyo de su padre y hermanos y sus sabios consejos.
 
Pero no terminaron ahí las tragedias, en 1813 fallecería Manuel, su padre y mentor, su mayor apoyo. Poco tiempo después el dolor volvió a golpearla, esta vez donde más le duele a una madre, Fernando, su hijo menor, muere a la temprana edad de 10 años. Desgraciadamente no sabemos más de este matrimonio, pues guerras y vandalismos han destruido muchos documentos de la época. No sé cuando falleció Juan de Prat, ni en qué circunstancias. Pero si sé que cuando Juana Buzo Silva escribe su testamento en 1817, se refiere a su hija como viuda de Juan de Prat.
 
María Manuela supongo que siendo viuda y habiendo fallecido su mamá, se trasladaría a vivir con uno de sus hijos. María Manuela tuvo que luchar para sacar adelante a sus hijos y siempre les dio una buena educación. En 1819 hizo "un expediente de limpieza de sangre" para que su hijo Juan ingresara en las Guardias Reales, para ello tuvo que hipotecar una de sus propiedades, concretamente una casa que tenía en la calle San Miguel en Torremolinos- Málaga. La cantidad que María Manuela percibe es de 70.000 reales de vellón.